Con el objetivo de consolidar su fuerza política y garantizar la continuidad del proyecto iniciado por Gustavo Petro, el Pacto Histórico avanza hacia su conversión en un partido único que agrupe a las principales fuerzas progresistas del país. La estrategia contempla la elección de un candidato presidencial mediante consulta interna y listas unificadas al Congreso, buscando evitar la fragmentación del voto en 2026. No obstante, diferencias internas y obstáculos legales, como la revisión del CNE y el rechazo del Senado a la consulta popular, ponen a prueba la cohesión y viabilidad del nuevo movimiento político. La apuesta por la unidad será clave para el futuro del progresismo colombiano. El Pacto Histórico, la coalición que llevó al poder a Gustavo Petro en 2022, avanza firmemente en su transformación en un partido político único con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de 2026. La iniciativa, impulsada desde los sectores más cercanos al presidente, busca consolidar las fuerzas progresistas en una sola estructura partidaria que permita sostener y profundizar el proyecto de cambio que representa el actual gobierno. Esta unificación contempla la integración de colectividades como Colombia Humana, Unión Patriótica, Partido Comunista, Progresistas, y otros sectores afines. La meta es clara: presentar un candidato único a la Presidencia de la República, elegido mediante una consulta interna, y conformar listas cerradas y unificadas para el Congreso, reduciendo así la dispersión del voto y fortaleciendo la representación legislativa del bloque progresista. Sin embargo, el camino hacia esta reconfiguración política no está exento de tensiones ni desafíos. Algunos aliados, como el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), han manifestado su intención de no sumarse a la fusión, defendiendo su autonomía organizativa y su identidad política. Estas diferencias internas reflejan la complejidad de construir una unidad que no borre la diversidad del espectro progresista. A nivel institucional, el proceso también enfrenta posibles obstáculos legales. El Consejo Nacional Electoral (CNE) se encuentra revisando la legalidad de algunas de las fusiones y escisiones propuestas, lo que podría afectar la personería jurídica del nuevo partido. La situación se da en un contexto de creciente tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo, agravada recientemente por la negativa del Senado a convocar una consulta popular promovida por Petro para refrendar su agenda de reformas. En este escenario, la consolidación del Pacto Histórico como partido único representa tanto una apuesta estratégica como un desafío de gobernabilidad interna. Si bien la unidad podría brindar mayor claridad electoral y cohesión programática, su éxito dependerá de la capacidad para integrar visiones diversas, sortear los escollos jurídicos y mantener la legitimidad frente a sus bases. La carrera hacia 2026 ya comenzó, y el futuro del progresismo colombiano podría estar marcado por el resultado de esta transformación en curso.