Habitantes del barrio Las Mercedes denuncian ruidos constantes por perros del grupo de carabineros

Desde hace varios meses, habitantes del barrio Las Mercedes, ubicado en el oriente de la ciudad de Pasto, vienen reportando molestias ocasionadas por el ruido constante de una jauría de perros pertenecientes al grupo de carabineros de la Policía Nacional. Según denuncian los vecinos, los animales se encuentran alojados en un terreno detrás de la sede de la SIJIN, lo que ha generado un conflicto creciente entre la institución y la comunidad.

Los residentes aseguran que, si bien durante el día los ruidos pueden ser más tolerables, durante la noche se vuelven insoportables. Los ladridos continuos y sin aparente control interrumpen el descanso nocturno, afectando la salud mental y física de quienes habitan en la zona. “Mi madre tiene 78 años y sufre de hipertensión. No puede dormir tranquila desde que comenzaron estos ruidos. Hay noches en que los perros no paran hasta las tres de la mañana”, relató Ana Lucía*, habitante del sector.

Esta situación no solo afecta a personas mayores, sino también a niños pequeños, trabajadores que requieren descanso adecuado y estudiantes que necesitan concentración. Los vecinos señalan que han intentado dialogar con personal de la Policía para expresar sus preocupaciones, pero afirman que no han recibido respuestas concretas ni medidas efectivas para controlar el problema.

“El barrio ha sido históricamente tranquilo. Entendemos la función de los carabineros y el rol que tienen los animales en sus operativos, pero no creemos que este tipo de instalaciones caninas deban estar dentro de una zona residencial. Lo que pedimos no es un ataque, sino una solución conjunta”, expresó otro de los líderes comunitarios, quien ha liderado una recolección de firmas para elevar una solicitud formal ante la Alcaldía y la Personería Municipal.

En la actualidad, la presencia de estos animales se da en un espacio que, según los habitantes, no está adecuado para el manejo de más de veinte perros. El ruido se intensifica cuando se produce alguna actividad inusual en la zona o cuando otros animales del entorno responden a los ladridos. Las quejas también se han dirigido a la Secretaría de Gobierno Municipal y a la Inspección de Policía, sin que hasta el momento haya una intervención clara.

Desde la comunidad se propone que los perros sean reubicados a un centro especializado o que se implementen medidas de insonorización y mejor control del comportamiento de los animales, para garantizar tanto la seguridad como el bienestar de los residentes. Por ahora, el malestar continúa en aumento, y los vecinos esperan que las autoridades escuchen su voz antes de que la situación genere consecuencias más graves para la salud colectiva.

La ciudadanía insiste en que no se trata de un rechazo a la labor policial, sino de una necesidad urgente de revisar la convivencia entre instituciones y espacios comunitarios. “Queremos soluciones. Lo único que pedimos es poder descansar en paz”, concluyó Ana Lucía.