Contra las comunidades

Matar es lo primero que se les ocurre Asesinatos en Ricaurte

La comunidad indígena exige justicia y medidas urgentes tras el brutal asesinato de uno de sus líderes. Con este crimen ya son 73 los asesinados en lo que va de 2025.

En un atroz episodio de violencia contra los pueblos indígenas en Colombia, Luis Aurelio Araujo Hernández, coordinador general del Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (Camawari), fue asesinado junto a sus escoltas Jesús Alveiro Chaves Quejuan y Yackson Orlando Solarte Chunata el pasado martes 3 de junio en zona rural del municipio de Ricaurte, Nariño.
Las víctimas fueron interceptadas por hombres armados, quienes les dispara- ron y luego incineraron el vehículo con los cuerpos en su interior.

El crimen ocurrió en la vereda Cuaiquer Viejo, dentro del resguardo indígena, al- rededor de las 9:00 a. m. Las víctimas se movilizaban en una camioneta Toyota Prado de placas EQM 375 asignada por la Unidad Nacional de Protección (UNP). Las imágenes en el lugar del asesinato dan cuenta de la sevicia con que fue ejecutado el ataque.

Luis Aurelio Araujo, asumió oficialmente la coordinación de Camawari mediante resolución del ministerio del Interior el 10 de marzo de 2025. Lideraba la organización conformada por diez resguardos awá en Ricaurte. Su nombramiento se dio en un contexto de tensiones políticas in- ternas, amenazas persistentes y una creciente presencia de grupos armados ilegales que disputan el control del territorio.

El crimen ha sido calificado como una masacre por organizaciones como Indepaz, que advierten que con este hecho ya se contabilizan 28 masacres en Colombia en lo que va del año. La cifra de líderes sociales asesinados asciende a 73, en lo que diversas entidades señalan como un patrón de persecución sistemática.

La reacción de las comunidades indígenas no se hizo esperar. La Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) exigió una investigación exhaustiva y medidas efectivas de protección para los pueblos originarios. “Se deben garantizar medidas urgentes de protección para las familias de las víctimas y para las comunidades del pueblo awá”, expresó la organización en un comunicado.

El presidente Gustavo Petro, durante el Consejo de Ministros, condenó enérgicamente el crimen y lo atribuyó al ELN. “La muerte de los tres fue absolutamente bárbara y dantesca. ¡Malditos! Con la sangre indígena no se juega”, afirmó el mandatario, al tiempo que ordenó un despliegue militar inmediato en la región y la aceleración de las investigaciones judiciales.

Este triple homicidio no es un hecho aislado. El 1 de junio, William Arias, gobernador suplente del resguardo Quejuambi Feliciana, sobrevivió a un atentado armado en Barbacoas.
Dos días antes, en el municipio de Linares, fueron asesinados Aquiles Vallejos López y Brayan Lora Rosero.
En total, cinco personas han sido asesinadas en menos de una semana en el departamento de Nariño, una región fuertemente golpeada por el conflicto armado.

Camawari y otras organizaciones sociales insisten en que el estado debe garantizar condiciones reales de seguridad y presencia institucional efectiva en los territorios.

Antonio Guanga, padre del líder asesinado, denunció que tras el crimen han aumentado las amenazas en contra de las comunidades awá. “Con la muerte de mi hijo, se ha generado el escenario propicio para que las intimidaciones a través de mensajes de texto invadan Ricaurte y aumente la violencia contra las comunidades indígenas”, afirmó.

El pueblo awá, en me- dio del dolor y la in- dignación, reafirma su lucha por la vida, el territorio y la autonomía. La memoria de Luis Aurelio Araujo no solo representa una pérdida irreparable, sino también un llamado urgente a proteger a quienes, desde los territorios más vulnerables, siguen defendiendo la dignidad, la paz y los derechos fundamentales de sus pueblos.

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