Las aguas sulfurosas del volcán Azufral fluyen desde tiempos antiguos en este lugar, aún poco reconocido por las autoridades y ausente del mapa turístico oficial.
Al suroccidente del departamento de Nariño, en el municipio de Mallama, se encuentra uno de los tesoros naturales menos explorados de la región: los termales de Tercán. Estas aguas termales emergen del sistema volcánico Azufral, cuya actividad geotérmica da origen a corrientes ricas en azufre y minerales, conocidas popularmente por sus propiedades terapéuticas.
Pese a su potencial ecológico y turístico, los termales permanecen en una especie de limbo institucional. Continúan sin una infraestructura adecuada y con escasa visibilidad en las estrategias de desarrollo local. Aunque la jurisdicción del volcán ha sido motivo de debate entre municipios cercanos, lo cierto es que Tercán sigue siendo el hogar de este fenómeno natural que brota silenciosamente entre las montañas.
Durante generaciones, los habitantes del sector han compartido historias y experiencias relacionadas con estas aguas. Se cree que poseen beneficios medicinales, especialmente para personas con dolencias musculares o articulares. Visitantes ocasionales relatan cómo el calor y el vapor generan una sensación de alivio físico y emocional, convirtiendo cada baño en una experiencia reparadora.
Sin embargo, la falta de atención oficial ha limitado su desarrollo como destino sostenible. A pesar de sus atributos geológicos, históricos y culturales, el lugar permanece en una especie de anonimato geográfico. Hoy, los termales de Tercán son una muestra de la riqueza natural aún sin explorar que podría representar oportunidades importantes en términos de bienestar comunitario y crecimiento económico.
El tiempo sigue su curso, y el vapor continúa ascendiendo desde la tierra caliente de Mallama. Mientras tanto, las aguas siguen fluyendo, ajenas al olvido, esperando quizás que algún día sean reconocidas por su verdadero valor.