Ganaderos de los municipios de Mallama y Ricaurte, en el departamento de Nariño, atraviesan una difícil situación a causa de los constantes ataques de felinos a sus reses. Según los reportes comunitarios, más de 30 animales han sido devorados en menos de un año, lo que ha encendido las alarmas en la zona rural.
La preocupación crece entre los habitantes del corregimiento de San Miguel, en Mallama, y las veredas Alto Cartagena y Santa Clara, en Ricaurte, donde los ataques han sido atribuidos a grandes felinos, posiblemente pumas. Estos animales, al parecer en busca de alimento, han convertido al ganado en su principal objetivo, afectando gravemente la actividad económica de las familias campesinas.
Los residentes aseguran que los ataques ocurren con frecuencia durante la noche y que, pese a implementar medidas de vigilancia, la amenaza persiste. Esta situación no solo representa pérdidas económicas significativas, sino que también ha generado temor entre las comunidades, especialmente en aquellas donde la ganadería es la principal fuente de sustento.
Ante esta problemática, los ganaderos hacen un llamado urgente a las autoridades locales y a la Corporación Autónoma Regional de Nariño (Corponariño) para que implementen acciones de control y mitigación. Proponen la creación de programas de monitoreo de fauna silvestre, instalación de cercas protectoras y asistencia técnica para prevenir nuevos ataques. La pronta intervención, señalan, es vital para salvaguardar la economía rural y restablecer la seguridad en el territorio.