Expresidente de Estados Unidos Joe Biden revela diagnóstico de cáncer avanzado

El expresidente de Estados Unidos enfrenta un cáncer de próstata agresivo con metástasis ósea. Aunque no tiene cura, expertos aseguran que el tratamiento puede prolongar su vida durante años.

El expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el pasado domingo que padece un cáncer de próstata en estadio 4, una forma agresiva de la enfermedad que ya se ha propagado a los huesos. La noticia ha generado preocupación y debate sobre la salud del exmandatario, quien durante su presidencia fue uno de los hombres más vigilados médicamente del mundo.

Según lo revelado por el The New York Times, los patólogos asignaron al cáncer de Biden una puntuación de Gleason de 9 sobre 10, lo que indica una alta agresividad celular. Aunque este tipo de cáncer no tiene cura, los médicos pueden controlarlo mediante una combinación de tratamientos hormonales, quimioterapia, radioterapia y terapias dirigidas. La esperanza de vida para un paciente en estas condiciones es de cinco a diez años, según los especialistas consultados.

La periodista científica Gina Kolata explicó que los tratamientos actuales son mucho más eficaces que hace unas décadas. Medicamentos que suprimen la testosterona —hormona que alimenta el tumor— han reemplazado intervenciones radicales como la castración quirúrgica, y nuevas terapias inmunológicas permiten atacar células cancerosas específicas. “Estamos hablando de años de vida ganados, no solo de meses”, afirmó el Dr. Judd Moul, de la Universidad de Duke.

Una de las principales dudas ha sido por qué no se detectó antes la enfermedad. Los registros muestran que los médicos de Biden dejaron de realizarle pruebas de PSA (antígeno prostático específico) desde 2014, algo que ha generado críticas. Aunque las guías médicas no recomiendan hacer esta prueba rutinaria a hombres mayores de 70 años —por el riesgo de sobrediagnóstico y tratamientos innecesarios—, algunos expertos señalan que figuras públicas con buena salud y proyección, como Biden, podrían haber seguido monitoreos más estrictos.


Consultado sobre si el cáncer podría explicar momentos de confusión o debilidad en el discurso del expresidente durante la campaña pasada, el informe fue claro: el cáncer no afecta su cerebro ni sus capacidades cognitivas.

El anuncio ha reavivado el debate sobre la transparencia médica de los líderes políticos. Si bien Biden ha sido más abierto que otros expresidentes, como Donald Trump, nunca reveló niveles recientes de PSA ni detalles sobre su salud prostática. Aún así, su equipo médico sostiene que el cáncer se detectó en una etapa donde ya había hecho metástasis, un fenómeno que, en algunos casos, puede desarrollarse rápidamente incluso entre controles periódicos.


El caso de Biden, más allá de su impacto político, pone en evidencia las limitaciones y dilemas éticos en torno al manejo médico de figuras públicas, así como la complejidad de los cánceres de próstata avanzados. Mientras tanto, el expresidente se somete ya a tratamientos especializados, con el apoyo de su familia y bajo vigilancia de un equipo médico de alto nivel.

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