La Unión Europea revisa el acuerdo de asociación con Israel por violaciones de derechos humanos, mientras el Reino Unido congela las negociaciones comerciales y el Parlamento español apoya un embargo de armas. Aliados tradicionales de Israel como Países Bajos, Austria y Polonia se suman a la presión, en un giro motivado por la ofensiva militar israelí y el bloqueo a la ayuda humanitaria en Gaza, que ya dura más de dos meses.
La ofensiva militar israelí en Gaza, junto con el bloqueo sostenido a la ayuda humanitaria, ha provocado una oleada de reacciones políticas en Europa que hasta hace semanas parecían impensables. Bajo la presión de una creciente mayoría de Estados miembros, la Unión Europea ha decidido iniciar la revisión del acuerdo de asociación UE-Israel, vigente desde el año 2000, debido a violaciones del artículo 2, que exige el respeto a los derechos humanos y los principios democráticos como base de las relaciones bilaterales.
La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, anunció la medida tras una reunión de ministros en Bruselas: “Es necesario ejercer presión para cambiar la situación”. La solicitud partió de 17 de los 27 Estados miembros, incluyendo a Países Bajos y Austria, históricamente reticentes a criticar al gobierno de Benjamín Netanyahu. También se sumaron Polonia, Francia y España, mientras que Alemania, Italia y Hungría se opusieron o bloquearon pasos más duros como sanciones individuales.
El cambio de postura no se limita a Bruselas. El Gobierno laborista británico de Keir Starmer suspendió las negociaciones de un nuevo tratado comercial con Israel. El ministro de Exteriores, David Lammy, expresó que Londres está “horrorizado” por la escalada bélica en Gaza, y acusó al gobierno israelí de estar “aislando a Israel de sus aliados”. Incluso denunció intentos de desplazamiento forzoso de la población gazatí hacia el sur del enclave o hacia terceros países.
En el Parlamento español, una mayoría respaldó un embargo de armas a Israel, medida promovida por partidos de izquierda y rechazada por el Partido Popular y Vox. En paralelo, España, junto a Irlanda, Eslovenia y Luxemburgo, pidió formalmente una revisión del acuerdo UE-Israel, apelando al incumplimiento del artículo de derechos humanos.
La presión también se manifestó en el Foro Humanitario Europeo, donde más de veinte países donantes, entre ellos Alemania, Italia, Canadá y Australia, exigieron a Israel permitir la entrada inmediata y sin restricciones de ayuda humanitaria a Gaza. La declaración conjunta incluyó un llamado urgente al alto el fuego y al retorno a una solución de dos Estados.
El punto de inflexión, según diplomáticos como el portugués Paulo Rangel, fue la negativa del Gobierno israelí a prolongar la tregua y su decisión de lanzar una nueva ofensiva mientras bloqueaba la entrada de suministros esenciales durante 60 días. “La situación es insostenible”, advirtió Rangel, reflejando una creciente conciencia de que la comunidad internacional no puede permanecer pasiva.
Incluso se registró un gesto institucional sin precedentes, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, recibió con todos los honores a la nueva embajadora palestina ante la UE, Amal Jadou Shakaa, pese a que no todos los países del bloque reconocen oficialmente al Estado palestino.
Europa parece haber alcanzado un punto de no retorno en su relación con Israel. La revisión del acuerdo de asociación puede ser el inicio de una etapa de mayor presión política, comercial y diplomática, en busca de frenar una ofensiva que ha dejado miles de víctimas civiles y un enclave palestino al borde del colapso humanitario.