En el chat de Beneddi: mermelada, traición y naufragio de una forma de tramitar la Consulta Popular

El gobierno fracasó en su intento de sacar adelante la consulta popular usando el estilo tradicional. Acuerdos políticos no cumplidos, votos que se esfumaron y una presunta traición del Partido de La U marcaron otro tropiezo legislativo de la administración Petro.

El miércoles 14 de mayo, la plenaria fue escenario de tensas negociaciones, cuentas cambiantes y, finalmente, una votación que sepultó la consulta popular con la que el Ejecutivo buscaba relanzar su reforma laboral.

En el centro del torbellino político estaba Armando Benedetti, ministro del Interior y viejo zorro de la política tradicional, quien intentó sacar adelante la iniciativa con una fórmula que conoce de memoria: acuerdos, promesas, cuotas y favores. Pero esta vez, el respaldo prometido no llegó, y la operación política se desplomó en vivo y en directo. Un chat filtrado de Benedetti, furioso tras la votación, muestra la traición de aliados, entre ellos al Partido de La U y a la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro.

“¡Hay que pararle todo a la gobernadora del Valle! ¡Nos traicionó y de qué manera! Pregúntale al presidente”, escribió Benedetti en un mensaje enviado al entonces identificado como “Ministro de Hacienda”, revelando el nivel de tensión y el alcance de los acuerdos políticos que estaban en juego.

Una apuesta que se derrumbó

El Gobierno había calculado una mayoría ajustada para aprobar la consulta: 53 votos a favor, con respaldos provenientes de sectores cercanos y no tan cercanos, incluyendo el Pacto Histórico, Comunes, algunos liberales, verdes, conservadores e incluso ocho senadores del partido de La U. La clave estaba en que, para asegurar esos apoyos, se habían hecho compromisos, como mantener a Julián Molina —hombre cercano a Dilian Francisca Toro— al frente del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC).

Pero cuando llegó la hora de votar, la realidad fue otra. El senador Alfredo Deluque, de La U, subió al atril y dejó claro que su partido no acompañaría la consulta. Poco después, la oposición logró imponer el orden del día con 56 votos frente a 42, una maniobra que frustró el plan del gobierno de anticiparse con la votación de la consulta.

Esa derrota fue interpretada por Benedetti como una traición. El chat filtrado, publicado por la revista Cambio, expuso la crudeza de las disputas internas y las prácticas que se pensaban superadas con la llamada “política del cambio”. El ministro no solo se sintió traicionado, sino que habló abiertamente de represalias políticas, en particular contra proyectos y alianzas en el Valle del Cauca.

¿Qué se rompió y por qué?

Según fuentes del Ejecutivo y del partido de La U consultadas por Cambio, sí existieron conversaciones previas al nombramiento de Julián Molina como ministro TIC y también antes de la votación. El compromiso era claro: respaldo en el Congreso a cambio de mantener cuotas burocráticas y más proyectos para la región. Pero, aseguran desde La U, esa ecuación perdió sentido cuando la apelación de la reforma laboral fue aprobada, volviendo innecesaria la consulta.

La gobernadora Dilian Francisca Toro ha negado que haya participado en acuerdos legislativos. Sin embargo, el mensaje de Benedetti, sus antecedentes como militante de La U y la alineación de senadores cercanos a Toro con la oposición hacen pensar en una fractura real en los apoyos que sostenían las apuestas legislativas del Gobierno.

Consecuencias de la derrota

Más allá de la votación, el episodio dejó tensiones entre el Ejecutivo y la gobernadora del Valle del Cauca, incertidumbre sobre la continuidad del ministro TIC y dudas sobre la capacidad del gobierno para maniobrar en el Congreso. Además, revivió la crítica sobre el uso de viejas prácticas políticas, como la llamada “mermelada”, en un gobierno que prometió lo contrario.

Como dijo la periodista María Elvira Samper en un reciente análisis: “Ahora se les llama operadores políticos a los viejos clientelistas”. Y lo sucedido con la consulta popular parece confirmar que las fórmulas del pasado no solo siguen vivas, sino que, además, ya no garantizan los resultados de antes.

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