El conflicto entre India y Pakistán se intensifica

Tras un atentado terrorista que dejó 26 muertos, India lanzó ataques contra Pakistán y la región de Cachemira bajo su control. El riesgo de una guerra abierta entre dos potencias nucleares reaviva temores históricos en el sur de Asia.

La tensión entre India y Pakistán ha vuelto a escalar peligrosamente. El miércoles 7 de mayo, India lanzó una serie de ataques aéreos y con drones sobre al menos nueve localidades en Pakistán y la Cachemira bajo control pakistaní, como represalia por un atentado ocurrido el 22 de abril que dejó 26 civiles muertos en la zona india del valle de Baisaran. El grupo armado Frente de Resistencia, vinculado según autoridades a la organización terrorista Lashkar-e-Taiba, se atribuyó el atentado.

La respuesta militar india, bautizada como Operación Sindoor, ha sido la más intensa en décadas. Pakistán respondió afirmando que derribó más de dos docenas de drones y que sus fuerzas repelieron nuevos intentos de incursión. También denunció bombardeos que habrían dejado más de 20 muertos y decenas de heridos en su territorio. Aunque ambos gobiernos han emitido versiones opuestas, las víctimas civiles en ambos lados de la frontera aumentan.

Cachemira, una región históricamente disputada desde la partición de la India británica en 1947, ha sido escenario de múltiples guerras y una larga insurgencia armada. Desde la revocación del estatus de autonomía de Jammu y Cachemira por parte del gobierno de Narendra Modi en 2019, las tensiones se han profundizado, especialmente por el endurecimiento de las medidas de control y seguridad en la zona.

Mientras India acusa a Pakistán de albergar y financiar grupos insurgentes, Islamabad sostiene que Nueva Delhi viola los derechos humanos en Cachemira. Los esfuerzos diplomáticos para detener la escalada han incluido llamados de Estados Unidos, Irán y Arabia Saudita a la desescalada inmediata, pero persiste el riesgo de un enfrentamiento mayor.

Además del plano militar, el conflicto actual también contiene una carga simbólica: el nombre “Sindoor” —una sustancia tradicional que usan las mujeres hindúes casadas— hace alusión directa a las viudas del atentado, enviando un mensaje de venganza y protección que ha sido celebrado por sectores nacionalistas hindúes y criticado por sectores feministas por su uso político.

La región de Cachemira permanece altamente militarizada y con una población atrapada entre dos potencias nucleares que, pese a los llamados a la paz, siguen apostando por la fuerza para resolver una disputa de más de siete décadas.

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