Ecopetrol, malas señales para el patrimonio público

La empresa más importante del país acumula nueve trimestres consecutivos con pérdidas de utilidades.

Ecopetrol, el principal activo del Estado colombiano en términos de ingresos fiscales, regalías y divisas, lleva dos años y medio reduciendo drásticamente sus utilidades: en 2023 fueron 19 billones, y en 2024 apenas alcanzó los 14,9 billones. Este 2025 empezó aún peor: solo 3,1 billones de pesos en el primer trimestre, una reducción del 22,1 % frente al mismo periodo del año anterior.

Pese a las cifras, la administración de la empresa insiste en que mantiene su fortaleza operativa, atribuyendo el declive a factores externos como la caída del Brent, las tensiones geopolíticas y otros elementos del entorno global. Sin embargo, el deterioro de las reservas, la falta de nuevos contratos de exploración y el clima de incertidumbre institucional indican que los problemas son también estructurales y de origen interno.

Uno de los factores más controversiales ha sido la política del actual gobierno, que ha renunciado a firmar nuevos contratos para explorar y explotar hidrocarburos. Esta decisión, además de reducir inversiones, limita el horizonte de autosuficiencia energética del país. Ya se han empezado a importar gas, y el autoabastecimiento petrolero podría estar en riesgo. A ello se suman declaraciones del propio presidente de la República, quien advirtió que Ecopetrol podría quebrar “si sigue en el petróleo”.

La situación se agrava con un reciente cobro de la DIAN a Ecopetrol por concepto de IVA en importaciones de gasolina: 9,4 billones de pesos, con la posibilidad de que suba a más de 20 billones si se incluyen compras de diésel. Todo esto ocurre en medio de escándalos por presunta corrupción y las investigaciones judiciales contra su presidente por la financiación de la campaña presidencial de 2022.

Ecopetrol, que alguna vez fue símbolo de estabilidad y motor económico nacional, enfrenta hoy un escenario complejo, en parte por variables internacionales, pero sobre todo por decisiones políticas internas que han debilitado su modelo de negocio y su reputación. La empresa ha demostrado resiliencia, pero ese margen parece reducirse peligrosamente. Ignorar esta realidad es un riesgo que el país no puede darse el lujo de correr.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *