80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. Auge de la extrema derecha despierta temores de un nuevo conflicto.

Ocho décadas después de la caída del nazismo y el fin de la guerra más devastadora del siglo XX, Europa enfrenta una profunda incertidumbre. La invasión rusa a Ucrania, el debilitamiento del liderazgo en la Unión Europea, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el ascenso de partidos de extrema derecha en el continente, ponen en duda los pilares que han sostenido la paz europea desde 1945. ¿Está el viejo continente al borde de una nueva fractura geopolítica?

El 2 de mayo de 1945, Berlín caía ante las tropas soviéticas, marcando el colapso del Tercer Reich y el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Hoy, ochenta años después, el continente conmemora esa fecha en un contexto global profundamente convulso, donde las heridas del pasado parecen resonar con fuerza en los desafíos del presente.

La guerra en Ucrania, iniciada en 2022 con la invasión de Moscú, ha reconfigurado el mapa estratégico de Europa. Países como Alemania, Francia o Polonia han tenido que modificar sus políticas energéticas y de defensa, mientras aumentan su gasto militar y se replantean su dependencia de alianzas tradicionales, especialmente con Estados Unidos. La reelección de Donald Trump ha agudizado la incertidumbre, ya que el republicano ha dado señales de un desinterés por la OTAN y un acercamiento directo con el Kremlin.

“Hay perplejidad e incertidumbre. El modelo de cooperación comercial con Rusia fracasó, y Europa debe aprender a defenderse sin contar plenamente con EE. UU.”, señala el analista Enrique Banús. Esta percepción se fortalece con el anuncio de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de incrementar el presupuesto de defensa en 800 mil millones de euros, en previsión de un futuro sin respaldo militar estadounidense.

Paralelamente, los vientos políticos soplan hacia la derecha. En Alemania, el partido Alternativa para Alemania (AfD), de discurso ultranacionalista y antiinmigrante, se ha consolidado como la segunda fuerza política. En Italia, la primera ministra Georgia Meloni lidera un gobierno conservador. En Hungría, Viktor Orban ya ha construido un régimen que desafía abiertamente los principios liberales de la Unión. Todo esto ocurre mientras la popularidad del proyecto europeo se desploma: en 2024, el 59 % de los ciudadanos expresaron una opinión negativa de la UE, frente al 19 % que lo hacía en el año 2000.

Las sombras del pasado acechan. La Unión Europea surgió precisamente como un proyecto de paz, uniendo a las antiguas potencias bélicas a través del control conjunto del carbón y el acero, para evitar que volvieran a enfrentarse. Hoy, esa visión está en entredicho por divisiones internas, amenazas externas y un electorado cada vez más desencantado.

Los actos conmemorativos de este aniversario no son solo rituales del recuerdo. También son llamados de atención. Porque el peligro no siempre viene del exterior: a veces, renace desde dentro, alimentado por el miedo, la desigualdad y la desconfianza.

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