En su discurso inaugural como el 47º presidente de los Estados Unidos, Donald Trump reafirmó su postura frente a la migración irregular, anunciando medidas que incluyen deportaciones masivas, la declaración de una emergencia nacional en la frontera con México y la designación de los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”.
Trump prometió implementar el mayor programa de deportación en la historia del país, focalizando en inmigrantes indocumentados con antecedentes penales. Además, se comprometió a reinstaurar la política de "Permanecer en México", que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano mientras se procesan sus casos en tribunales estadounidenses. Esta medida había sido suspendida por la administración Biden en 2021.
“Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal y comenzaremos el proceso de devolución de millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde proceden”.
También destacó que su administración trabajará de manera expedita para desplegar tropas en la frontera sur con el objetivo de frenar la migración irregular y reforzar la seguridad nacional.
El anuncio ha suscitado reacciones mixtas, con elogios de sus seguidores por cumplir promesas de campaña, mientras organizaciones pro derechos humanos y activistas migratorios han criticado estas políticas por considerarlas inhumanas y discriminatorias.