La aprobación en la Cámara de Representantes del proyecto de ley que habilita el transfuguismo político en Colombia (cuarto debate: 84 votos a favor y 15 en contra) ha encendido el debate sobre los impactos que esta medida podría tener en el sistema político del país.
El transfuguismo permitiría que congresistas, diputados, concejales y ediles cambien de partido político una vez por cuatrienio sin necesidad de renunciar a sus cargos.
Según la Misión de Observación Electoral (MOE), esta figura transforma la curul de un representante en un atributo personal, desvinculándolo de la colectividad que lo respaldó, lo que podría erosionar la confianza de los ciudadanos en el sistema político.
Partidos como el Pacto Histórico lo ven como una herramienta para consolidar aliados en torno a su agenda política, mientras que figuras como Jota Pe Hernández y Marelen Castillo, con diferencias ideológicas marcadas respecto a sus actuales partidos, podrían encontrar en el transfuguismo una vía para reorientar sus carreras políticas.
Por otro lado, partidos tradicionales como los liberales, conservadores y La U, podrían aprovechar la reforma para captar legisladores y fortalecer su representación en el Congreso. Incluso, se ha señalado que el proyecto sería una herramienta estratégica para precandidatos presidenciales que enfrentan restricciones dentro de sus actuales colectividades.
En 2025 deberá superar otros cuatro debates para convertirse en ley, lo que abre espacio para ajustes y nuevas discusiones. De aprobarse, se modificarán los artículos 107, 108 y 262 de la Constitución, consolidando cambios significativos en la dinámica política del país.