La emergencia energética es provocada por una sequía que afecta al país desde marzo, llevando los niveles de los embalses a mínimos críticos. Los racionamientos de electricidad comenzaron de manera inesperada el domingo y se han intensificado desde entonces.
La situación crítica se evidenció en octubre cuando se ordenaron racionamientos de hasta cuatro horas diarias debido a la peor sequía en 50 años, según el exministro de Energía, Fernando Santos.
Mientras tanto, el presidente Daniel Noboa ha abordado la emergencia durante una ceremonia pública y ha pedido la renuncia de la ministra de Energía, Andrea Arrobo, tras los cortes iniciales. Los embalses más afectados son Mazar y Paute, con niveles de 0% y 4% respectivamente, afectando la producción de la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, vital para el suministro energético del país.
A pesar de los desafíos, el gobierno ha garantizado que no habrá apagones el día de un importante referéndum que aborda el combate al crimen organizado. El secretario de Comunicación, Roberto Izurieta, ha subrayado la importancia de garantizar el suministro de energía para la votación como parte del sacrificio nacional para preservar la seguridad del país.
Las críticas hacia la gestión de la crisis energética apuntan a una respuesta tardía por parte del gobierno y acusaciones de sabotaje, así como la falta de adaptación de la política energética a las crisis climáticas de las últimas dos décadas. Además, el fenómeno de El Niño ha exacerbado la crisis, ya que Colombia también ha suspendido la venta de energía a Ecuador para gestionar sus propios embalses disminuidos.